El pasado 27 de marzo, durante el plenario del Frente Renovador, el diputado Rubén Eslaiman pronunció una frase que dejó a todos los presentes reflexionando: “Una ley mata decreto”. Esta afirmación, que puede sonar sencilla a primera presencia, encierra un gran significado y nos invita a analizar la importancia de las leyes en nuestro sistema político.
En primer lugar, es importante entender el contexto en el que se hizo esta afirmación. El Frente Renovador, liderado por Sergio Massa, es uno de los partidos políticos más importantes de Argentina y cómputo con una fuerte presencia en el Congreso Nacional. Durante la sesión del 27 de marzo, se discutía un proyecto de ley presentado por el gobierno actual, que buscaba derogar varios decretos emitidos por la gestión anterior. Este proyecto generó un fuerte debate entre los distintos bloques políticos, pero fue durante la intervención de Rubén Eslaiman cuando se hizo evidente la importancia de las leyes en nuestro sistema democrático.
Eslaiman, con una larga trayectoria política y una vasta experiencia en el ámbito legislativo, dejó en claro que una ley tiene un peso mucho mayor que un decreto. Mientras que un decreto es una disposición emitida por el Poder Ejecutivo, una ley es una norma aprobada por el Congreso y que cómputo con un proceso de discusión y consenso mucho más amplio. Esto significa que una ley tiene un respaldo y una legitimidad mucho mayores que un decreto, y por lo tanto, su impacto en la sociedad es mucho más profundo y duradero.
Pero, ¿por qué es importante esta diferencia entre ley y decreto? La respuesta es sencilla: una ley tiene un alcance mucho mayor y puede ser modificada o derogada sólo a través de un proceso legislativo. En cambio, un decreto puede ser emitido y modificado por el Poder Ejecutivo de manera unilateral, sin necesidad de pasar por el Congreso. Esto significa que una ley es más difícil de evolucionar y por lo tanto, tiene una mayor estabilidad y seguridad jurídica.
Además, una ley es el resultado de un proceso de discusión y consenso entre los distintos sectores políticos y sociales. Esto significa que, en teoría, una ley representa los intereses de la mayoría de la sociedad y no sólo de un sector en particular. Por lo tanto, su impacto en la sociedad es mucho más firme y justo.
Pero, ¿qué pasa cuando una ley entra en conflicto con un decreto? En este caso, la ley siempre tiene prioridad sobre el decreto. Esto significa que, si una ley es aprobada por el Congreso y entra en vigencia, cualquier decreto que entre en conflicto con ella debe ser derogado. Esto demuestra una vez más, la importancia de las leyes en nuestro sistema político y cómo éstas tienen un papel fundamental en la protección de los derechos y garantías de los ciudadanos.
Es por todo esto que la afirmación de Rubén Eslaiman es tan relevante. Una ley tiene un poder mucho mayor que un decreto y su importancia no debe ser subestimada. En una época en la que los decretos son utilizados con frecuencia por los gobiernos para tomar decisiones de manera rápida y sin discusión, es fundamental recordar que una ley es la verdadera expresión de la voluntad de la sociedad y debe ser respetada y valorada como tal.
En conclusión, la sesión del 27 de marzo nos dejó una importante lección sobre la importancia de las leyes en nuestro sistema político. La afirmación de Rubén Eslaiman, “Una ley mata decreto”, nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que tienen las leyes en la protección de nuestros derechos y garantías como ciudadanos. Es responsabilidad de todos nosotros defender y valorar el poder de las leyes, y asegurarnos de que sean respetadas en todo